lunes, 16 de diciembre de 2019

Poemasso's




Poemasso's





Uno

Te recuerdo
con un fuego
prendido
en mis entrañas.
Entonces
se abate una niebla
llena de humo
y frío gris
en mi horizonte.
Los impulsos
que motivan
a mi mente
siempre llegan
desde ti.










dos


Que triste
dulcemente anochecido
divagante de tí.













tres


Si dijese
que estás en mis sueños
mentiría.
Mis sueños
no están llenos
de fantasmas
que es en lo que tú
te has convertido.
Tu aparición ocurre
casi siempre
ya en el alba.
Llegas
rodeada por el aura
polvorienta y gris
de los amaneceres
citadinos
a poblar de inquietudes
mi terrible
y desolado
día.











cuatro



Se reventaron los diques
que el amor acumulaban.
Nada habrá quedado:
nada.
Sólo polvos y humo.
Solo.










cinco



Hay recuerdos
que se afincan
en la mente.
Una calle,
una ciudad
que ha sido nuestra.
Algún bar
que cobijó
nuestro cariño.
Cualquier beso,
una lágrima
cuajada en tu mejilla.
Y en la madrugada
las caricias.
Un camino que recorro
a todas horas.
Voy y vengo.
Ida y vuelta
entre la evocación
y el sueño.







seis


Algo de mi felicidad
quedó contigo.
quedó contigo
todo lo que yo soñaba.
Los tiempos idos:
el beso a medianoche
que te daba;
el tacto de tu piel,
tu voz callada
en la suave penumbra
de una habitación
extraña.
Parte de mi voluntad
contigo queda:
mis ansias plenas,
mi empuje ante la vida,
mis poemas.
Llego al final
de una jornada y,
aparte de mi amor,
no queda nada
más que un dolor
que agobia y pesa,
y la certeza
de que parte
de mi vida en ti
se queda.







siete


Afuera llueve.
Te proyectas
una vez más
en mi memoria:
imagen imprecisa
entre el humo rancio
de los cigarrillos.
Afuera todos hablan.
Palabras que se pierden
se diluyen:
un confuso stacatto
a tu recuerdo.
Afuera hay gente
que me exige.
Hay luz o sombra,
polvos y humo,
tristezas y quebrantos.
Adentro sólo tú.
Y la terrible certeza
de tu ausencia.










ocho



Que en las noches

no te tengo.

Que no he podido,

quizás,

inventarte.

Pasa el tiempo

y se agota
mi
memoria











nueve



Una etapa más que acaba.
Un libro que al final
se cierra
(y después la nostalgia).
Ahora sólo puedo
reafirmar mi amor.
Tu cuerpo, tu mente
hace tiempo
que dejaron de ser míos.
Hoy retorno
a los afanes de la vida.
Tus besos tienen
el sabor de los adioses.








diez



Un camino recorrido
a todas horas:
he aprendido a olvidar
empeñado en recordarte.
Evocar, en tu ausencia,
tu perfume.
El brillo exacto
del sol en tu cabello.
La música, las canciones,
las calles en que caminamos;
las lluvias que a ambos
nos mojaron.
Los pequeños hechos,
sutiles casi siempre,
que formaron
nuestra historia compartida
y que hoy,
hacia el futuro,
son ya una cicatriz.









once



Ella es canción de alborada,
ansias de querer vivir.
Ella es abrigo y morada
que es lo que me falta a mí.

Ella es viento en la arboleda,
canción de noches sin fin,
besos y caricias plenas
que es lo que me falta a mí.

Yo soy el cierzo invernal.
soy manantial que no fluye,
pasión que el tiempo diluye:
cataclismo conceptual.









doce



La sublime simpleza
de un comienzo
(añoranzas regresivas),
y el recuento de la vida
que huye.
El papel que otra vez
la tinta mancha
habrá de delatarnos
a futuro.
Son torrentes
que se escapan
por la espita abierta:
Un retorno
hacia los días coherentes.
Las barreras del misterio
derrumbadas.
Conocimiento adquirido
que habrá de conducirme
a un simple y puro
tedio.







trece



Un viento frío
traspasa las ventanas.
El mundo luminoso
retrocede.
Este es el tiempo
de la noche.
El silencio ha caído
sobre el mundo.
Podría ser feliz,
pero estoy triste.
Pudiera estar contigo
y estoy solo.
Llego de vuelta
a muchas cosas
y mi corazón
es una piedra.
El silencio
ha caído
sobre
el mundo.





catorce



El tiempo,
ahora lo vemos,
es el aglutinante del amor.
Refuerza, consolida
y lo hace invulnerable.
Los años se desgranan.
Los días se pulverizan
en la vida.
Hoy vuelve a ser posible
creer en la pareja.
El cosmos vive y late.
Las nebulosas se condensan.
Los astros simplemente giran.
El universo,
como el amor,
es infinito.










Gustavo Masso O.
Agosto del 2001
dibujos y viñetas por
Rosario Ochoa,
Mario Luce
y el autor.

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